Los mercados europeos tienen una fuerte dependencia de terceros países de proteínas tanto para la alimentación humana como para alimentación animal (soja de Brasil). Es imprescindible por tanto la búsqueda de proteínas alternativas (algas, insectos, productos de fermentación microbiana y carne cultivada) para paliar los efectos derivados de este déficit. |
La producción de proteínas en la UE es una cuestión importante que afecta a la seguridad alimentaria europea, la sostenibilidad medioambiental, los costes energéticos y la resiliencia económica y social.
La contribución de las proteínas alternativas no vegetales, como los insectos, a mejorar estos aspectos, es la causa del incipiente interés en estas como posibles sustitutos de los productos alimentarios de origen animal, así como de los piensos para animales, lo que presenta una oportunidad de contribuir al equilibrio proteico general.
Importancia de las proteínas
Consumir proteína en la dieta es esencial para el correcto desarrollo humano y animal, ya que:
- Participa en las funciones de crecimiento, reparación y mantenimiento de los tejidos.
- Forma parte del sistema hormonal, inmunitario y metabólico.
- Actúa como fuente de energía, ayuda a transportar y almacenar sustancias como el oxígeno y el hierro, y proporciona estructura a los tejidos.
- Aporta aminoácidos esenciales que los humanos y los animales no pueden producir. Una dieta adecuada de proteínas es fundamental para evitar la desnutrición, el deterioro del crecimiento y el debilitamiento de la inmunidad.
Proteínas convencionales: uso y problemática actual
La proporción de proteína necesaria en términos de la ingesta diaria recomendada (IDR) sugiere un consumo excesivo de proteínas en todo el mundo. Este exceso de consumo proteico a nivel mundial y en Europa se estima en aproximadamente un tercio más que el IDR, observándose tanto en adultos como niños.
Las proteínas convencionales (de origen vegetal y animal) dominan el equilibrio proteico mundial y de la UE:
- La mayor parte de las proteínas dietéticas provienen de plantas (57%) (principalmente trigo, maíz y arroz).
- En segundo lugar, de fuentes de origen animal (es decir, carne (18%), lácteos (10%), pescado y mariscos (6%), y otros productos animales (9%)).
La UE es un importador neto de proteínas: importa aproximadamente el 26% de las proteínas que consume. Para la UE, hay dos dependencias cruciales que vale la pena destacar, porque pueden amenazar directamente al suministro de proteínas. La dependencia de:
- Terceros países productores de los fertilizantes utilizados habitualmente en la producción agrícola: Rusia, Bielorrusia, Argelia, Marruecos y Egipto (riesgos asociados a tensiones políticas con la UE o al potencial de inestabilidad política allí).
- Países productores de soja. La mitad de la harina de soja para piensos que consume la UE procede de Brasil, y más de un tercio de Argentina y Estados Unidos (está muy sesgado hacia muy pocos países exportadores).
Proteínas alternativas no vegetales
Frente al déficit de proteínas en la UE y la dependencia de otros países, han aparecido en el mercado diversas proteínas alternativas, bien consumidas con anterioridad en ciertas culturas, o bien totalmente nuevas:
- Las algas incluyen tanto algas marinas (macroalgas) como microalgas. En Europa, la mayoría de las algas comerciales se recolectan en el medio silvestre en lugar de cultivarse. Sin embargo, actualmente se cultivan:
- Macroalgas: kelp de azúcar (Saccharina latissima) y kelp alada (Alaria esculenta).
- Microalgas: espirulina (Arthrospira platensis) y clorela (Chlorella vulgaris).
- En el caso de los insectos, la UE ha autorizado formulaciones de:
- 4 especies de insectos como nuevas aplicaciones alimentarias: el grillo (Acheta domesticus), el escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus), la langosta migratoria (Locusta migratoria) y el gusano de la harina (Tenebrio molitor).
- Proteínas animales transformadas (PAT) derivadas de 7 especies de insectos para la alimentación animal, incluido el gusano de la harina y la mosca soldado negra, que pueden suministrarse a ciertos animales productores de alimentos (peces, cerdos y aves de corral).
- La fermentación microbiana incluye el uso de hongos, algas y bacterias para la producción de proteínas alternativas y abarca tres aspectos:
- Fermentación tradicional, que se ha utilizado durante miles de años e incluye el tempeh y el tofu, por ejemplo.
- Fermentación de biomasa, que utiliza microorganismos para aumentar la producción de proteínas.
- Fermentación de precisión, que utiliza microbios como «fábricas de células» para producir ingredientes funcionales.
- La carne cultivada implica la producción de carne in vitro utilizando células animales. Partiendo de células madre o musculares de animales vivos, estas se cultivan en un entorno controlado para proliferar y formar tejidos musculares parecidos a la carne tradicional. La carne cultivada aún no está autorizada en la UE, pero sí está autorizada para su consumo en Singapur desde 2020 y en Estados Unidos desde 2023.
Las proteínas son necesarias para un correcto funcionamiento del organismo. En la UE nos enfrentamos a un déficit de proteínas llamadas convencionales (carne, leche, pescado,…), con lo cual necesitamos explorar el uso de nuevas proteínas alternativas como las algas, los insectos, los productos de fermentación microbiana y la carne cultivada.
Referencias
- IPIFF, 2020. The insect sector milestones towards sustainable food supply chains. https://ipiff.org/the-insect-sector-milestones-towards-sustainable-food-supply-chains/
- Smith, E., Etienne, J. & Montanari, F., 2024. Alternative protein sources for food and feed. European Parliamentary Research Service. Scientific Foresight Unit (STOA). https://www.europarl.europa.eu/stoa/en/document/EPRS_STU(2024)757806